Pero cuando amanece en la playa larga y solitaria, cuando el sol comienza a acariciar las dunas y las olas, cuando las gaviotas y los peces saludan jubilosos el despertar de la mañana, entonces el mar, mi mar, me habla de emociones contenidas mientras mis pasos presurosos interrumpen el cristal claro de las aguas en las orillas de la playa.
Entonces me hago de sueños y dejo acunar los sentimientos dormidos en cada paso, en cada huella de aguas y de arenas. Entonces mi canto es un canto de peces y gaviotas, de barcos que faenan a lo lejos,de bancos de sardinas o jureles que buscan su amor desesperado.
Y mis pasos, que el agua borra pero que guarda la arena dorada, son versos de esperanza que voy lanzando a los vientos, al agua, a las olas, a las gaviotas...
A todo lo que añoro y lo que amo.
(Luís E. Prieto)